Que un perro sea un miembro más de la familia a veces es un problema a la hora de viajar. Bajo ningún concepto puede quedarse solo en casa –además de la necesidad de cuidados, no merece perderse la diversión– así que los dueños tienen que buscar soluciones. Afortunadamente para ellos, cada vez hay más actividades en entornos naturales en las que se permite la presencia de canes y una de ellas es el senderismo de montaña.

En Asturias hay una lista bastante generosa de recorridos de montaña, rutas para ir con tu perro. Siempre y cuando se tomen una serie de precauciones para proteger tanto al animal como al acompañante y al resto de senderistas. Las básicas son las siguientes:

  • Tener en cuenta la capacidad física del perro. Las rutas tienen diferentes niveles de dificultad y de longitud, así que es importante estudiar sus características antes de ‘tirarse al monte’. De hecho, también es una recomendación necesaria para las personas: si nunca se ha hecho una ruta, mejor empezar por el nivel principiante.
  • Llevar agua y comida para todo el recorrido. En las naturaleza no hay máquinas de ‘vending’ ni suelen abrir muchos bares. Aunque haya fuentes, no siempre es adecuado beber de ellas, así que la cantimplora es básica.
  • Bolsas para recoger los excrementos. Que sea un entorno natural no justifica la pérdida del civismo. El resto de visitantes no tienen por qué sufrir experiencias desagradables (a nadie le gusta pisar caca, hablando en plata).
  • Llevar un pequeño botiquín. Por si el perro se hace alguna herida al saltar alguna piedra, por ejemplo. Llevarlo para las personas también es una buena idea.
  • Nunca olvidarse del arnés o correa. Puede que haya partes en las que el perro pueda correr libremente, pero muchas otras en las que tendrá que estar bien controlado. Tanto por su propia seguridad como por la de sus dueños y el resto de personas que estén haciendo la ruta.

¿A cuáles pueden ir los perros?

Ruta de la Braña de Mumián (El Llamardal)

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Situada en el Parque Natural de Somiedo, tiene una longitud de 6,5 kilómetros (ida y vuelta) y empieza en la braña vaqueira del Llamardal. El camino va en suave ascenso por la ladera de Peña Gúa y su primer tramo transcurre entre prados cuyas lindes están separadas con piedras.

Uno de los puntos de interés –por curioso– está a la altura de la Fuente’l Cañu en la Braña de Mumián, porque se pueden ver unos levantamientos de piedras llamados ‘olleras’, que servían para mantener la leche fresca gracias a la baja temperatura del agua. Un poco más adelante se encuentra el hayedo de La Enramada que termina en las cercanías de Coto de Buenamadre y se abre a pastizales de siega. Es el punto en el que termina la ruta.

Ruta del Cueto de Arbas

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El primer paso del camino se da en el pueblo más alto de Asturias, Leitariegos. Recorre la Reserva Natural Parcial de Cueto de Arbas, el recorrido es circular y tiene una dificultad media (hay que ascender y para eso se necesita un poco de entrenamiento. Tanto el perro como el dueño deben estar un poco en forma).

En el recorrido se puede ver la laguna de Arbas, el collado de la Fanetina y una panorámica Valle Naviego, el Pico Fraile, la Sierra del Cabril y el Cornón desde la cumbre del Cueto de Arbas. Ahí comienza el descenso hasta Leitariegos. Un dato: antes de llegar a la laguna, hay un área recreativa con mesas de picnic.

Ruta Pendones – Vega Baxu

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Se trata de una senda sencilla aunque tenga tramos de ascensión. Parte de Pendones, un pueblo del concejo de Caso y termina en Vega Baxu. La mayor parte sigue el trazado del río Corralín, un afluente del que le da nombre al pueblo. El recorrido total son 13 kilómetros contando el regreso al punto inicial.

El camino pasa por varias majadas (que son sitios que los pastores o ganaderos utilizaban como refugio nocturno, casitas o chamizos) como la de Fallaza y la Texera. Después de la segunda, el sendero atraviesa un hayedo hasta llegar a la majada de Vega Baxu, el punto en el que se da la vuelta.

Ruta Lagunas de Chagueños

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Un camino de 3,5 km transitando por el paisaje verde que une el punto conocido como La Prohída y Degaña. Como su nombre indica, las lagunas son la principal temática del camino aunque los amantes de la historia –o más bien de las leyendas– disfrutarán visitando la cueva de Fonchada. Se supone que en ella se refugiaron los musulmanes del asedio de Don Pelayo en la famosa Reconquista.

Es bastante posible que el perro quiera meterse en el agua o echar a correr tras los rebaños de ovejas que estén pastando por el Campo de las Corradas tranquilamente. Por eso, llevar una correa para evitar carreras, mojaduras y alborotos –o conflictos con los dueños del rebaño– es bastante necesario.

Ruta de Invernales de Vanu

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Es muy fácil de completar y además, muy agradable. Son apenas 5 kilómetros que se completan en unas dos horas saliendo de Arenas de Cabrales y regresando al mismo punto. Además, para quienes se cansen con nada, a mitad de camino hay un área recreativa desde la que se pueden ver el Picu Urriellu (también conocido como Naranjo de Bulnes).

En el recorrido se cruzan dos puentes, el Casaño y el Cares, se pasa por un bosque de castaños y robles y se avistan las cabañas de Muniama. Todo alicientes para ir a pasar una mañana respirando aire limpio.

Ruta del Cares

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Sí, se puede hacer con perro, pero esto no es ningún sendero bucólico como el anterior. La Ruta del Cares son 24 kilómetros (de ida y vuelta) con tramos muy estrechos y a gran altura. También hay muchas piedras y no hay ninguna fuente en la que se pueda beber. Además, dependiendo de la época del año, puede haber aglomeraciones de gente (sí, pese a lo que se acaba de enumerar, es una ruta muy transitada).

El perro debe ir atado obligatoriamente porque es peligroso, tanto para él como para el dueño y el resto de personas. Además, tiene que estar en buena forma física para ser capaz de aguantar la distancia y los posibles obstáculos de la travesía. El botiquín mencionado al principio del artículo es más necesario aún en esta ruta que en todas las anteriores, así como el agua y la comida.

En realidad, todos estos consejos son válidos tanto para el perro como para su dueño que también tiene que estar en forma, llevar avituallamiento, tiritas y tener cuidado de no caerse o empujar a alguien por un terraplén. Sentido común, vaya.

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