A una altitud de casi dos mil metros sobre el mar, Querétaro es una zona geográfica peculiar para el cultivo de la uva; sin embargo, sus condiciones climáticas no han impedido que se convierta en uno de los 14 estados del país que se dedican a la producción y exportación de vinos. Su especialidad: el vino espumoso.

Jorge Roiz Amieva, socio de Haciendas y Viñedos de El Marqués, que elabora y comercializa vino de mesa desde el 2013, explica que, si bien Querétaro no cuenta con la latitud necesaria para formar parte de la “franja del vino” (llamadas así las regiones del mundo donde se producen los vinos de “mejor calidad”), cuenta con una altitud que lo “compensa”.

Esto aunado a que, en El Marqués, predomina un microclima, que favorece la producción de una viticultura extrema.

“Un promedio de un viñedo a nivel mundial es sobre los 250 metros sobre el nivel del mar, aquí estamos produciendo a mil 800, mil 900, lo cual complica muchísimo la producción de vino, por eso, siempre hemos dicho: es vitivinicultura extrema. Pero también le da características súper interesantes”, apuntó.

Aunque este es el reto principal para la producción de vinos en el estado, Roiz Amieva asegura que hay municipios que están favorecidos en otros aspectos climáticos que propician el cultivo de la uva como Tequisquiapan, Ezequiel Montes, El Marqués, San Juan del Río, Huimilpan e, incluso, una parte de Corregidora y Colón.

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“Trabajamos todo el año para una sola cosecha. Si la regamos, no hay cosecha. Todavía para que salga al mercado, tarda dos, tres años, dependiendo el vino que sea. Es un negocio de cero errores”, afirmó.

De acuerdo con Roiz Amieva, Querétaro es el mayor productor de vino espumoso de México, sin embargo, aclaró que su destino de exportación no es Estados Unidos, ni Canadá, como usualmente ocurre con la producción vitivinícola, sino a Asia, a países como Japón y Corea, donde se considera al vino queretano como “exótico”.

“Somos el mayor productor de vino espumoso del país. Es el esfuerzo de muchas empresas, no solo de El Marqués, sino de todo el estado”, apuntó.

El Consejo Mexicano Vitivinícola considera a Baja California y al valle de Guadalupe como una de las principales regiones vitivinícolas más importantes del país; sin embargo, no es la única.

Existen 14 estados productores que cultivan 18 variedades de uvas. Además de Querétaro, la vitivinicultura se ve favorecida en Aguascalientes, Baja California Sur, Chihuahua, Coahuila, Durango, Guanajuato, Jalisco, Nuevo León, Puebla, San Luis Potosí, Sonora y Zacatecas.

Según cifras del Consejo Mexicano Vitivinícola, en el país se producen 2.5 millones de cajas de vino y se cultivan cerca de 37 mil hectáreas de diversas variedades de uva que se destinan para la elaboración de jugos, concentrados y, por supuesto, para la producción de vinos de mesa.

No obstante, la vitivinicultura no solo significa la producción masiva de vinos. Esta industria también se ve favorecida por el etnoturismo.

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En Querétaro, la ruta de Arte, Queso y Vino recorre diferentes zonas del semidesierto, donde sus visitantes y turistas, pueden visitar queserías tradicionales y vinícolas como “Viñedos Puerta de Lobo”, “San Juanito”, “Rancho San Miguel”, “Viñedos La Redonda”, “La bodega de Cote” y la finca “Sala Vivé” de Freixenet.

De acuerdo con datos de la Asociación de Vitivinicultores de Querétaro, en esta región, se producen 3.5 millones de botellas al año y es visitada por cerca de 800 mil personas al año.

Las principales varietales de uva tinta que se cultivan en Querétaro son merlot, syrah, malbec, el cabernet sauvignon, el tempranillo y el marselan; mientras que, las varietales de uva blanca predominantes son el chardonnay, sauvignon blanc, macabeo y xarel-lo.

(Imagen Ilustrativa/depositphotos)

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