La Alameda Hidalgo, está ubicada en el centro de la Capital del Estado de Querétaro, entre Avenida Zaragoza y Constituyentes, y es considerada, además de un lugar emblemático, recreativo y de convivencia es un pulmón natural entre construcciones de concreto.
La vida cotidiana en las ciudades pocas veces se encuentra relacionada con la naturaleza, más allá de tener una mascota o unas cuantas plantas de sombra en casa, el día a día se desarrolla en atmósferas construidas para ser vividas y transitadas con la mayor facilidad posible.
Aún con esto la inquietud de salir al campo, disfrutar la fuerza del aire, el oleaje de los árboles o la tierra fresca, nos sigue pareciendo cautivante pues la relación con la naturaleza de la que nos alejamos hace ya un tiempo prevalece como un vestigio de pertenencia.
Tener la posibilidad de sentarse a la sombra de un árbol y ver pasar el tiempo ha permanecido casi como una necesidad desde que decidimos vivir entre calles y edificios, de ahí que surgen espacios citadinos como los jardines, camellones y alamedas.
Los árboles parte indispensable de ellos han sido un elemento valioso para la mayoría de las culturas por su tamaño, el tiempo de crecimiento, los usos de su madera y frutos así como las múltiples sensaciones que generan.
El concepto de alameda es retomado de las líneas de árboles, generalmente álamos, que crecen al borde de los caminos. Estas calles arboladas son trasladadas a los jardines con la intención de propiciar un ambiente natural, para pasear en medio de las ciudades, de ahí que surjan otras actividades y usos para este espacio como ejercitarse, practicar la contemplación en compañía de la naturaleza, relajarse y descansar, incluso estudiar, interactuar con otros y hasta encontrar pareja.
Parece que desde la antigüedad a la fecha, las cosas no han cambiado mucho. La Alameda Hidalgo, es el único gran jardín en el centro de la ciudad, que es utilizado como refugio perfecto para todo tipo de personas desde el transeúnte que la utiliza como un hermoso atajo para cortar camino, los que tienen calor y pasan a refrescarse un rato.
La Alameda Hidalgo también es utilizada como un espacio para el desempleado que llena su solicitud en la sombra de una jacaranda, quienes pasan a echarse un cigarro, los que tienen sueño o no tienen casa y hacen del césped una acolchada recamara.
Es un espacio perfecto para los niños que se toman por balneario las fuentes, las ardillas y los pichones que comen cheetos, los novios que aprovechan la cucharita del medio día, los tristes, los sinquehacer, los que se regalan tiempo a sí mismos, los vendedores, dicen los que saben que hasta Maxímiliano de Absburgo, aquél emperador que murió fusilado en el cerro de las campanas llegó a pasear por la alameda.
Y como todo lo que tiene historia, se ha modificado a través del tiempo, cuentan que antes de estar cercada, se usaba como dormitorio para los que transitaban hacia la antigua central de autobuses hoy La Gómez Morín. Por ese mismo tiempo se decía era un lugar inseguro, una cueva de ladrones por lo que se tomó la decisión de circularla y agrega un horario de apertura y cierre.
Quizá ahí es dónde surge el estigma que actualmente sobrevive de la Alameda Hidalgo: un lugar sin orden, esto puede ser o no cierto lo que hay que tener en cuenta es que siendo un espacio público al igual que la calle sólo son escenarios donde se observan los elementos que conforman a la sociedad que los habita no el origen de ellos, pues los lugares por sí solos no tienen la capacidad de causarlos. Por tanto lo importante del espacio público es saber mirarlo, transitarlo y ocuparlo ya que es nuestro.
Así que todo aquel que necesite un espacio probablemente lo encuentre en la alameda central que abre sus puertas de martes a domingo en horario corrido de 8:00 a 20:00 hrs., no tiene ningún costo.
Fotos por Luis García.
